(Declaración aprobada en la cuarta   sesión plenaria, celebrada el 10 de junio de 2003) 
Los Ministros de Relaciones   Exteriores y Jefes de Delegación de los países miembros de la Organización de   los Estados Americanos, reunidos en Santiago de Chile, en ocasión del   trigésimo tercer período ordinario de sesiones de la Asamblea General de la   OEA, 
RECORDANDO que hace doce años la   OEA aprobó el Compromiso de Santiago con la Democracia y la Renovación del   Sistema Interamericano y la resolución AG/RES. 1080 (XXI-O/91), “Democracia   Representativa”; 
TENIENDO presente que el camino   trazado por los Jefes de Estado y de Gobierno en la Tercera Cumbre de las   Américas nos impone tareas que exigen el fortalecimiento permanente de la   democracia; 
REAFIRMANDO que, en esa   perspectiva, la adopción de la Carta Democrática Interamericana reforzó el   compromiso de las Américas con la democracia, la libertad y el desarrollo; 
RECONOCIENDO que la gobernabilidad   democrática requiere la participación responsable de todos los actores de la   sociedad en la construcción de los consensos necesarios para el   fortalecimiento de nuestras democracias;  
RECONOCIENDO que el   multilateralismo y la cooperación multilateral juegan un papel importante en   el apoyo a los esfuerzos nacionales para promover la gobernabilidad y los   principios de la democracia, y facilitan el diálogo y la cooperación en el   ámbito político, económico, social y cultural;   
DESTACANDO que durante las dos   últimas décadas los pueblos de la región han experimentado el proceso de   democratización más amplio y profundo de su historia, aún cuando algunos   países han debido enfrentar serios problemas que afectan a la gobernabilidad,   agravados por la situación de pobreza y exclusión social en el marco de la   difícil coyuntura económica de los últimos años; 
RECONOCIENDO la necesidad de   reforzar la credibilidad y la confianza por parte de la ciudadanía en las   instituciones democráticas; 
SEÑALANDO que el uso de la   violencia como instrumento de lucha política afecta de manera esencial la   gobernabilidad democrática y pone en grave riesgo la democracia y sus   instituciones; 
TENIENDO PRESENTE que la   existencia de amenazas, preocupaciones y otros desafíos multidimensionales a   la paz y la seguridad afectan el goce de los derechos de todas las personas y   la estabilidad democrática;  
RECONOCIENDO que la democracia se   fortalece con el pleno respeto a la libertad de expresión, al acceso a la   información y a la libre difusión de las ideas, y que todos los sectores de la   sociedad, incluyendo los medios de comunicación a través de la información   plural que difunden a la ciudadanía, pueden contribuir a un ambiente de   tolerancia de todas las opiniones, propiciar una cultura de paz y fortalecer   la gobernabilidad democrática; y 
TOMANDO NOTA del Consenso del   Cusco recientemente suscrito por los Jefes de Estado y de Gobierno del Grupo   de Río sobre el fortalecimiento de la gobernabilidad democrática, 
DECLARAN: 
La Carta Democrática   Interamericana constituye el principal referente hemisférico para la promoción   y defensa de principios y valores democráticos compartidos en las Américas al   inicio del Siglo XXI.  Su aplicación efectiva plantea un desafío permanente   para sus pueblos y gobiernos. 
La necesidad de definir una agenda   de gobernabilidad para el Hemisferio, que contemple los desafíos políticos,   económicos y sociales y permita fomentar la credibilidad y la confianza   ciudadanas en las instituciones democráticas.  
El fortalecimiento de la   cooperación y la acción solidaria interamericana es esencial para que esa   agenda promueva la confianza y una participación plena de la ciudadanía en el   sistema democrático y representativo de gobierno. 
El fortalecimiento de los partidos   políticos como intermediarios de las demandas de los ciudadanos en una   democracia representativa es esencial para el funcionamiento del sistema   político democrático. 
El firme propósito de promover la   plena participación de la ciudadanía en el sistema político, para aumentar la   credibilidad y confianza ciudadanas en las instituciones democráticas,   incluyendo el apoyo a las organizaciones de la sociedad civil. 
La gobernabilidad democrática   demanda la profundización de los procesos de modernización del Estado,   incorporando las nuevas tecnologías, con el fin de elevar los niveles de   eficiencia, probidad y transparencia en la gestión pública. 
La reforma y modernización   judicial que conduzca a una justicia independiente, con mayor celeridad y más   accesible, constituye un eje central en el proceso de consolidación del estado   de derecho. 
La corrupción y la impunidad   debilitan las instituciones públicas y privadas, distorsionan las economías y   erosionan la moral social de los pueblos.  La responsabilidad de la prevención   y control de estos problemas depende de todos los poderes del Estado en   colaboración con la sociedad en su conjunto.  La cooperación y asistencia   recíproca contra la corrupción, de conformidad con los tratados y leyes   pertinentes, son elementos fundamentales para promover la gobernabilidad   democrática.   
En el marco de una economía global   la gobernabilidad democrática nos obliga a poner en el centro de nuestra   atención la gestión responsable de los asuntos públicos como elemento   fundamental para un desarrollo sostenible de nuestros países con equidad   social, étnica y de género. 
Es esencial encarar efectivamente   el desarrollo económico y social de los países en desarrollo de la región en   apoyo de su gobernabilidad democrática. 
El fortalecimiento de la   gobernabilidad democrática requiere la superación de la pobreza y de la   exclusión social y la promoción del crecimiento económico con equidad,   mediante políticas públicas y prácticas de buen gobierno que fomenten la   igualdad de oportunidades, la educación, la salud y el pleno empleo.  
Los Estados deben fortalecer sus   políticas públicas y profundizar sus acciones dirigidas a resolver de manera   directa los graves problemas de pobreza, desnutrición, hambre, atención   sanitaria y analfabetismo, que atentan contra la consolidación de la   democracia. El crecimiento económico con equidad es esencial para erradicar la   pobreza y mejorar la justicia social y la igualdad de oportunidades para cada   ciudadano de nuestra región.  
Lo anterior supone un orden   económico mundial que promueva tal crecimiento, la apertura comercial a los   productos de la región y un creciente flujo de inversiones hacia la misma. En   ese contexto, el apoyo de los organismos financieros internacionales a los   gobiernos democráticos es esencial y también supone la necesidad de considerar   mecanismos financieros innovadores para fortalecer la gobernabilidad   democrática. 
La consolidación de la democracia   en la región requiere de una cultura basada en principios y valores   democráticos profundos y en la vivencia cotidiana de ellos.  Estos valores   deben fomentarse a través de una educación para la democracia. 
El respeto y la valoración de la   diversidad cultural contribuyen al dinamismo social y económico, y son   factores positivos en la promoción de la gobernabilidad, la cohesión social y   el desarrollo humano. La inclusión de los pueblos indígenas en nuestras   sociedades e instituciones es un elemento indispensable para el continuo   fortalecimiento de la democracia y de los derechos humanos. 
La igualdad y equidad de género, y   la eliminación de toda forma de discriminación son elementos fundamentales   para lograr un desarrollo sostenible centrado en el ser humano. 
La promoción y el fortalecimiento   de las actividades de cooperación y la asistencia mutua son elementos   fundamentales para la construcción de instituciones democráticas sólidas que   faciliten la transparencia y el buen gobierno. 
El compromiso con la democracia,   el fortalecimiento del estado de derecho, el acceso a una justicia eficaz, el   respeto de los derechos humanos, la promoción de consensos nacionales básicos   y el desarrollo integral son las bases del progreso, la estabilidad y la paz   de los pueblos de las Américas y esenciales para la gobernabilidad   democrática.
 
No hay comentarios:
Publicar un comentario